ATLAS .-
(J.Roberto
Mtz.Delgado -210714-)
El camino sembrado de guijarros aguzados
que cortan el cuero grueso de mis pies,
va quedando alfombrado de tallos
partidos
y flores con las caras sorprendidas de verse rotas,
arrancadas de su cuerpo tras mi torpe
paso.
El zumo verde de esa vida se mezcla
con el rojo de mis heridas,
enfanga el suelo de ese camino
polvoriento, sediento, hambriento ...
Lodo espeso que se derrama
e inunda las hondas cunetas
donde el ávido arroyo del karma
aguarda con sus estrechas fauces abiertas.
Paso a paso dejo tras de mí huellas profundas,
y estallidos de barro glauco y escarlata
con partículas vegetales y animales
de las que se alimentan oportunistas carroñeros
de orondas barrigas insaciables
que luego les impiden reanudar el vuelo.
Y si lo hacen explotan en el aire
esparciendo sus restos como abono fresco.
Trituro el camino con mis pasos esforzados.
Levanto mis pisadas pesadas,
cargadas de cetrino cieno grana.
Y así convierto en gravilla rojiza
y arena fina,
las piedras de bordes afilados
por la erosión de los acontecimientos....
Orbayados de lágrimas, sudor y saliva;
besos cálidos, sonoras carcajadas,
llantos, lamentos y maldiciones.
Intentos, triunfos y decepciones ...
Experimentos sin frutos y pulpa de malas decisiones.
Los avatares de una vida obligada.
Los recuerdos de una vida que dejé olvidada...
Como persiguiéndome,
atada a la cadena de mis errores,
una inmensa bola de Atlas
apisona esta carretera
pasando sobre los seres reptantes
que se cruzan o nos persiguen.
Aún fresca,
la calzada la terminan las rapaces
que se posan y decoran
con sus patitas el fino lienzo.
Y al mismo tiempo tras de mí,
el sol de la esperanza
y la brisa de la experiencia,
han convertido un camino tortuoso
en un cómodo sendero
por el que habrá de transitar
todo aquel que a bien le venga