Llamo a tu puerta.
Tengo algo en las manos:
Aire y sudor.
El aire que respiramos
durante el esfuerzo
de la vida
y su movimiento
rápido y lento…
Y sudamos.
Y lloramos.
Y reimos.
Y amamos.
Y con ese movimiento
seguimos levantando
el aire que respiramos.
Sudor.
Sudor perlado en las manos;
sudor por los nervios.
Trémulo en tu puerta
como un perro apaleado,
añorando las migajas
del amor que despreciamos;
del amor que atrás dejamos…
Y soplo…
....Y el aire se convierte
en algo frío
cuando seca mi sudor.
Se evapora y se mezcla
en el ambiente…
…Abres la puerta
y es cuando respiras
esa corriente cargada
del vapor de mi aliento,
de mis horas y mi temor…
José Roberto Martínez Delgado.. (Marzo 2012)